TRANSPORTE EN ARGENTINA

Una página informativa de todo el transporte argentino, con notas de opinión y minuciosos análisis de una realidad poco conocida

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Location: Rosario, Santa Fe, Argentina

Ingeniero, asesor de empresas en emprendimientos de transporte y en soluciones logísticas, y usuario habitual de servicios públicos de transporte.

Friday, September 15, 2006

EL ALEGRE CANTO DE LOS PAJAROS TRISTES

Una canción de José Larralde (que da nombre también a un disco suyo), milonga surera recitada para más datos, se llama "El Alegre Canto de los Pájaros Tristes", y después de enumerar una cadena de causalidades infortunadas, muy propia de nuestra tierra, evoca con la resignación del "hombre que está solo y espera" de Raúl Scalabrini Ortiz la circunstancia apuntada: "habrá que seguir oyendo el alegre canto de los pájaros tristes... qué se le va a hacer".
Claro que esa resignación silenciosa e íntima del hombre de la pampa eternamente horizontal resulta ser, por imperio de la comparación, un bálsamo respecto de la realidad del hombre del fervoroso, inseguro y rabioso ámbito urbano, que tiene sobre sus espaldas la pesada condena de no poder soportar ni la soledad ni el silencio, y por lo tanto el dudoso consuelo de la televisión.
Necesitado el hombre urbano de depositar sus cuitas, sus desvelos y sus angustias en algún páramo neutral, enciende entonces el mágico aparato y se encuentra con un programa televisivo de trasnoche que tiene aspiraciones (y muchas veces lo consigue) de ser gracioso. Lástima que dicho programa (Duro de Domar, por Canal Trece) cuente entre su plantel de panelistas con algunos personajes que con sus imposturas de compromiso y solemnidad pretenden transmitir una imagen de seriedad e inteligencia, que resulta bastante patética, tanto respecto del entorno, como respecto de sí mismos. Por suerte el conductor, Roberto Pettinato, un tipo inteligente de verdad, y más versado en el difícil arte del sentido común, la mayor parte de las veces suele interrumpir los disparates argumentales de dichos panelistas, a fin de no cortar la tendencia escapista y liviana del programa.
Sin embargo, un par de días atrás, debí soportar una sarta de disparates emanados de esos panelistas (en particular, los dos que se sientan a la derecha de la pantalla, que resultan los más pretenciosos e ignorantes) con motivo de la luctuosa tragedia de la caída, en el partido de Malvinas Argentinas, de un avión del Ejército Argentino, con la pérdida de las valiosas vidas de sus dos ocupantes.
En efecto, debí escuchar sandeces tales como que:
1) "Esos aviones los compró Menem" -lo dijo en tono de denuncia, con cara de seria y haciendo trompita mientras fruncía el entrecejo en pose de concentración, una modelo cuya mayor virtud es evidentemente física, pero que se desvela por parecer inteligente, y se sabe, ser inteligente en la Argentina tiene que ver con la manifestación diarreica de los defectos culturales de la intelligentzia-, indicando de tal forma una posible comisión de un hecho aberrante de corrupción, y soslayando los 13 años que pasaron, en los útlimos de los cuales, sin que a los aviones se les hiciera el mantenimiento adecuado.
2) "Esos aviones eran de la década del '60 y los Estados Unidos iban a tirarlos a la basura o a usarlos de repuestos" (ya en el paroxismo del embale, varios de los notables a la vez).
3) "A esos aviones, en la Segunda Guerra Mundial, se los llamaba 'Hacedores de Viudas', porque estaban tan llenos de defectos constructivos que se accidentaban a cada rato, dejando cientos de tripulantes muertos" (con otras palabras, en un ataque de trasnochada erudición, Guillermo Pardini, el único que se enganchó en el dislatem, de los panelistas de la izquierda de la pantalla).
Ahora bien, me permito formular las siguientes precisiones: Los aviones Grumman OV-1 Mohawk comenzaron a prestar servicios a fines de 1959 para los Marines de Estados Unidos, como máquinas de observación y apoyo, y fueron retirados del servicio activo en los EE.UU. a fines de 1996. Fueron ampliamente utilizados en Vietnam (1962-1972) y en la operación Tormenta del Desierto, Irak 1992. Argentina los adquirió en 1993 a bajo precio, y su vida útil se prolonga lo que determine su mantenimiento, tal como ocurre u ocurrión con los F-4 Phantom (también de principios de los '60, con servicio activo en Vietnam, hoy sustituidos por las Fuerzas de los EE.UU., pero aún utilizados por potencias como China), con el famoso DC-3, proveniente de la Segunda Guerra mundial, pero utilizado para el transporte de personas hasta bien entrada la década del '80, con los históricos bombarderos Camberra (adquiridos ya obsoletos por la Argentina en 1970, y que cumplieron un destacado papel en la Guerra de Malvinas), e incluso, con los A-4, que componen la enorme mayoría de nuestra actual flota de guerra perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina, y que por supuesto, también provienen de la década del '60.
Los EE.UU. sacaron a los Mohawk de servicio casi 4 años después de su venta a Argentina, porque su ritmo de renovación es ciertamente más rápido que el de cualquier otra potencia del mundo, pero siguen teniendo por ejemplo como caza bombardero naval insignia al F-14, de 1974.
De la alusión al término "widow-maker" que citara Pardini, poco puede agregarse. Sencillamente ignora que la Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, 15 años antes de la puesta en servicio de los Mohawk, y que ese apodo en la época de la contienda global era recibido por diversos artefactos bélicos -no sólo aéreos- pero no con el sentido peyorativo que él le asignó, sino como elogio: las viudas que el "hacedor de viudas" hacía, obviamente eran las esposas de los soldados del bando contrario, por la eficacia del arma así bautizada.
Lo que ocurrió en la desgraciada caída del avión del Ejército Argentino fue nada más ni nada menos que la exteriorización del abandono a que es sometida nuestra defensa, con sucesivos recortes presupuestarios sumisamente aceptados por la tropa, con más resignación que disciplina. Y confiando el Estado siempre en la eficacia de los tratados regionales de asistencia recíproca.
La moraleja sería: El soldado siempre debe estar preparado para morir. En la guerra, por las balas enemigas. En la paz, por la desidia de sus jefes.
Esto tiene una vinculación tangencial con los temas que aborda este blog, pero tenía necesidad de expresarlo, máxime teniendo en cuenta que en la vida castrense también se producen fenómenos vinculados al transporte y su seguridad.
En fin, para cerrar este artículo, sólo nos resta formular la conclusión que todos ya conocemos:
El hombre urbano "tendrá que seguir escuchando el triste canto de los pajarones alegres".

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